Cuando ya creías que la etapa de los granitos estaba superada, reaparecen en tu cara esas protuberancias antiestéticas, aunque no es un problema que afecta a la mayoría de la población adulta tener acné cumplidos los 30 no es tan excepcional.
Mientras en la adolescencia el origen del acné se trata de una cuestión hormonal, en el caso del adulto hay que buscar la causa concreta de cada caso.
Tanto las hormonas de origen ovárico, estrógenos y progesterona, como los de origen suprarrenal, como el cortisol, pueden estar detrás de un brote de acné en un adulto, ya que cualquier cambio hormonal facilitar su aparición. Por ejemplo, en el tratamiento con anticonceptivos hormonales, al principio y al final puede haber brotes de acné. Ahora bien, los tratamientos anovulatorios, pueden regular en algunos casos las hormonas en la mujer y en este sentido suelen mejorar los resultados. De hecho, se usan como tratamiento.
El estrés también produce trastornos hormonales que pueden inducir a la aparición de acné.
El criterio a seguir para acabar con éste trastorno dermatológico, más que la edad de la persona que lo padece, es la intensidad del brote. En las formas leves se suele utilizar productos aplicados sobre la piel. Si se complica, se combinan con fármacos por vía oral y si la gravedad aumenta y ya es elevada, el único tratamiento eficaz es la administración de Isotretinoína, compuesto derivado de la Vit. A, que actúa a tres niveles: tiene acción antiinflamatoria, disminuye la producción de sebo, elimina los comedones e inhibe la bacteria responsable del acné.